martes, 28 de octubre de 2025

Todos los duelos

 Hace ya varios años empecé a escribir un libro de poemas que aún no termino. Un día decidí llamarlo "Todos los duelos".

De alguna forma se trata de lo que empezó desde el momento de nacer, empezar a vivir los duelos de las pérdidas. 

A veces he pensado que me tocó la mala suerte de todo lo que me tocó vivir, y entonces recuerdo aquel "mantra" de no retar al universo, a Dios  o a la vida con esa idea, y preferir ser "optimista" y creer que las cosas siempre pueden empeorar y sonreír.

Pese a este optimismo, todos los duelos refleja el inicio de la temporada de pérdidas que empezó con la vida misma, y llegar a la estoica conclusión de que mi vida, es pues una vida de pérdidas y resignaciones felices de esas pérdidas.

Nada hay para siempre decía mi abuela, nada dura toda la vida, y aprender a soltar es lo único que me ha dado la fortaleza para ser hoy esta que suelta con paz y serenidad, la que el haber soltado a lo largo de mi vida, hasta el punto de pensar en escribir en las pérdidas, llorarlas, perdonarme por las que dejé que me arrastraran y elegir las palabras bonitas, las palabras que atemperan el alma, las que dan remanso al corazón y se organizan para dar una sonrisa tímida alegre y decir, la vida es así, es pérdida desde que inicia y todo se trata de saber que algunas pérdidas son lo más doloroso y otras lo necesario para seguir viviendo.

Como cada año, te recuerdo mi querida Brígida, la más perfecta y hermosa, y te seguiré recordando en estos días de duelos y recuerdos. Y acaricio tu imagen en esa silla de madera alta, en esa casa donde viven mis tristezas más profundas de la infancia y mis alegrías más puras de la vida feliz que tuve en medio del infortunio de la más absoluta pobreza, y sonreír en este presente de paz y tranquila existencia. 

Mi pequeña niña, duerme. Yo sueño que los cerros me siguen esperando hasta el día en que he de volver a casa.




martes, 5 de noviembre de 2024

Brígida/Argentina Casanova
Has crecido en otro lado y por eso no sabes
cómo nos queda esto de la vida,
en qué forma nos comemos el silencio de ustedes
Pequeño muerto, José Carlos Becerra


Un muerto no está realmente muerto
se queda su nombre
sus hermanas y hermanos
su ropa y sus pequeños objetos innecesarios
una silla de madera como un objeto real en 1980
Una muerta
se queda en la memoria
sonríe cuando lo hacen sus vivos
y viaja con ellos de una ciudad a otra
¿A quién toca la muerte si no tiene nombre
quién se fue,
o quién se queda?
Un cementerio de lápidas infantes
los muertos de una epidemia que ya nadie recuerda
una fe sin bautizo y el ritual bajo las sábanas
a manos de sus hermanas
la que se fue sin acta de nacimiento
Cada día de Difuntos repito en voz baja tu nombre
el ritual ancestral
de todos los hombres y mujeres sobre la tierra
limpio una tumba que solo existe en los sueños
con una copla infantil por epitafio
dejo las flores amarillas de mis sueños y tus juegos
Cada día de difuntos te nombro
para que haya algo de ti escribo este poema
Para que alguien se conduela con tu muerte prematura
envuelvo la mortaja en una fotografía
extraño hábito de retratar difuntos
Otros son los rostros y las sonrisas
eres tú la que sostengo entre mis manos
cada lágrima en los últimos años
–lo juro- no eran mías
fueron por las que no te lloraron.
-no fuimos las culpables-
Para nosotras
nunca hubo ni habrá siquiera nanas de la cebolla.
Espero verte alguna vez,
muchacha hermosa de sonrisa perfecta
Brígida duerme no hay ruido que te despierte
nadie canta las rondas alrededor de la hamaca
sonríe pequeña, a ti arrullan las olas,
te abraza Jesús y todas las estrellas.


https://relatosehistorias.mx/nuestras-historias/fotografiar-ninos-muertos-una-tradicion-del-siglo-xix

domingo, 4 de abril de 2021

Hombre ventana
Hoy cierro la ventana
me alejo del mundo
rompí la cadena a mi tobillo
las rejas de la ventana

Estos días...

 Nunca dejamos del todo de ser esos niños o niñas que se sorprendían por los sonidos de la noche.

Mi gato se llama Trotsky. 

Mis otros gatos fueron Gamoneda, Gauguin, Poe.

Cada vez hay más silencio en el mundo.

miércoles, 2 de septiembre de 2020

Una llovizna


Llueve

Tal vez llueve la lluvia remanente

de hace muchos años

de cuando empezó la tierra a mojarse entre montañas

esa primera llovizna milagrosa que apagó el fuego

 

Llueve

Apenas unas gotas mojan los ventanales

Suena la lámina del techo de la casa

Golpean las gotas el cántaro desfondado en el patio

Salpican las gotas en el charco donde el gato miraba su silueta

Y asustado corre a esconderse de la lluvia

Llueve y el tiempo transcurre desde esa primera noche

Desde aquel primer día en que se fundaron las lluvias y los truenos

Llueve en ese acto extraordinario de la fundación de la tierra

Todo transcurre en un tiempo sin pausa

Y nosotros apenas somos los intersticios

entre el tiempo pasado y el presente.

 

No alcanza la conciencia

De estos días monótonos de las tibias existencias

Para entender la precisión de cada gota al caer

Sorprenden a las hormigas y a los pájaros cansados

Sorprende a la noche que se anuncia en el horizonte

Sorprende al tiempo en el desconcierto

Llenan las aguas los manantiales y los mares

Y el campo más estéril es la memoria

de  hombres y mujeres que habitan esta tierra.

martes, 19 de mayo de 2020

Así empieza una historia

Yo nací en el 75. Tres años después, en el 78, nació mi hermana menor. Se llamaba Brígida Ofelia, fue a la que pusieron el nombre de las abuelas. El año de su nacimiento hubo una epidemia de tosferina, ella falleció a los 9 meses de edad, y mi familia era tan pobre que no tenía recursos para llevarla al médico.
No supimos de que murió, o nadie nos dijo... yo lo deduje cuando a los 20 años hice un trabajo de investigación periodística sobre la epidemia que se llevó a muchos niños y niñas en Campeche...lo descubrí porque en un paseo por el cementerio había visto muchas lápidas de bebés en ese año. De mi hermana no tenemos ni lápida, porque en medio de la pobreza extrema si no tienes para comer menos para pagar lápidas o espacios para tus difuntos. Sus restos los pusieron en una fosa común que un poco después desapareció.
Yo nunca olvido el día que fuimos a llevarle flores y mi abuela buscó y buscó en el panteón y preguntó al sepulturero y le explicó que ya habían sacado los restos de todos los que estaban en la fosa común, los que no podían pagar.
Cuando crecí supe que hasta la muerte hace distinción en cómo es para los que tienen para pagar y para los que no. No, no estamos en el mismo barco. La pobreza acumulada por la desigualdad marca la vida de las personas para el resto de su existencia... les deja huesos y dientes deficientes por falta de una alimentación adecuada. Les construye un futuro de muerte por trabajar con materiales pesados o trabajos de riesgo por el exceso de calor o porque a nadie le importa cuántos ponen su vida envenenando sus cuerpos con tóxicos por llevar pan a su familia.
A nosotras, mi hermana y a mí, mi abuela nos heredó el deseo de aprender, porque siempre nos dijo que "si ella hubiera estudiado su vida sería diferente"...
No. No estamos en el mismo barco, navegamos el mismo río, unos aferrados a la vida y otros mirando desde sus propias realidades.

viernes, 24 de enero de 2020

Vivir...

Ya no tengo edad para la esperanza. Ni para el miedo... lo mío es la edad de recibir noticias de que algún conocido murió, que algún familiar mayor está enfermo... que los amigos se han enfermado y quizá mueran pronto. Es este mundo, es la juventud que se extingue, es... las pocas ganas que nos quedan de vivir en estas épocas sin esperanza, pero la resignación entera de que vivir es el último recurso de resistencia.